Atesorando ya una dilatada experiencia en el mundo de la VoIP navegamos desde Ericsson hasta Aastra, ahora Mitel, pasando por Alcatel y, por su puesto, Cisco. Aterrizamo nuestros derroteros en el mundo de la Telepresencia domótica que, por destinos de la evolución técnica, también se basa en los ceros y unos. La VoIP, ese invento que trasladó el inestable mundo del cobre analógico a lo digital óptico, tiene los días contados ante el imparable despliegue de las comunicaciones visuales virtuales: Skype Empresarial, Link, GotoMeeting, Asterisk

Un teléfono digital multi-línea tiene un coste unitario de 130 euros. Hay que sumar la centralita digital que en el mejor de los casos y dependiendo del número de teléfonos, licencias, routers, switches puede llegar a un monto total de 20.000 euros en el caso de pymes con menos de 30 extensiones. Si hablamos de grandes clientes nos situamos en pliegos de mantenimiento de millones que cada cuatro años evolucionan a una nueva modalidad.
El caso de la Comunidad de Madrid fue paradigmático: empezaron con Ericsson MD-110 y teléfonos Forma. Pasaron a Ericsson BC-10,11,12+ y de ahí a la VoIP con con Aastra, empresa que compró Ericsson y que ahora ha sido fagocitada por Mitel. En este momento están con Cisco. De por medio quedaron sustanciales contratos con sustanciales comisiones y algún que otro encarcelado de la época de Esperanza Aguirre.

La tendencia es clara hacia el ahorro en la capa usuario. Veremos si el ahorro también se aplica en la capa directiva y en las prebendas comisionales.
Eliminar los teléfonos de 130 euros y cambiar a unos económicos cascos con micrófono y realidad virtual 3D es todo uno. En el chino más cercano están a 5 euros. Portátiles con cámara (300-400 euros/portátil) que además sirven para muchas cosas. Un servidor que aloje el software (para pyme): 400 euros, ni más ni menos que un pc con Linux. Licencias: 3000 euros en el caso de Skype. En el mundo del software libre: gratuito o bajo donación.

La oficina y el domicilio virtual. El fin de los alquileres empresariales.
Todo ello para pasarnos al Skype de toda la vida que ahora se llama Empresarial. Todas los chiringuitos que surgieron al albor del cobre y el desarrollo de la telefonía a reconvertirse a lo imaginario: centralitas y teletrabajo con conexión permanente, un futuro en el que las empresas ahorrarán costes. Las personas acabaremos embutidas en un pc. Adormecidos por la simplificación tecnológica de perfil bajo. Un futuro alagüeño para las corporaciones multinacionales. Un presente mísero para las víctimas del próspero devenir de la evolución.